Dani Navarro aprovechó la primera jornada de descanso de este Tour, para recuperarse del esfuerzo realizado la primera semana de carrera, que concluyó el domingo con la durísima etapa del pavés con final en Roubaix. Navarro llegó resentido de las muñecas, a causa de las vibraciones de la bicicleta sobre los adoquines, “hoy ya estoy mejor, pero ayer llegué con los dedos y las manos destrozados”, decía Dani.
El asturiano tiene puesto el ojo en la etapa del próximo miércoles, 18 de julio, coincidiendo con su 35 cumpleaños. Navarro, que ya fue noveno en la gran prueba gala en 2013, afronta el Tour sin pensar en la clasificación general. Su objetivo es un triunfo individual, algo que su equipo, el Cofidis, no consigue desde hace diez años. Una vez superadas las etapas llanas y tras el día de descanso, Navarro ha olisqueado el itinerario entre Albertville y La Rosiere, de 108 kilómetros y con varios puertos de montaña. Ideal para una escapada afortunada y para jugarse la victoria en el último alto. Sería la guinda para un gran historial: de escudero de Contador a brillar con nombre propio, pasando por fracturas de clavícula inoportunas y dolorosas. El Tour le debe una.
Los hombres importantes de Cofidis en la montaña, Navarro y Herrada declaraban al diario AS: “Pretendemos ganar una etapa. Dispondremos de margen para intentar alcanzarla en las jornadas de montaña”.
Dani Navarro, lleva seis temporadas en el Cofidis, pero no sabe si continuará la próxima: “Hay un nuevo mánager (Cedric Vasseur) y de momento no me han hecho una oferta para renovar. No sé si esperarán a que acabe el Tour. Si no, habrá que buscarse la vida”. Tampoco tiene claro si disputará la Vuelta, normalmente en su calendario: “La escuadra maneja una lista de diez, y figuro entre ellos. A ver cómo se desarrollan los acontecimientos, aunque me encuentro en un magnífico punto de forma. Como ya he terminado dentro del top-ten, me encantaría añadir una victoria a la de Cabárceno en la Vuelta de 2014”.